El pasado 17 de junio, Antonio Rueda, director de VASS University y de Fundación VASS, moderó el webinar «Universidades y empresas: un reto compartido para impulsar el talento digital de la nueva generación», en el que representantes del ámbito académico, institucional y empresarial reflexionaron sobre cómo estrechar la colaboración para responder a la creciente demanda de perfiles digitales en España.
Durante la sesión, Carla Galbarriatu (directora general de Servicios Digitales en el Ministerio de Transformación Digital), Iván Manzanares (Director del CAITEC – Centro de Apoyo a la Innovación y Transferencia del Conocimiento – de la FUAM), Gustavo Romanillos (profesor de la Universidad Complutense de Madrid y co-director del Diploma en Sostenibilidad y Digitalización de la Fundación VASS) y Federico Caro (profesor de VASS University y co-director del Diploma Experto en IA Generativa en la Universidad CEU San Pablo) compartieron sus perspectivas y experiencias en torno a una cuestión clave: cómo alinear los esfuerzos de formación con las necesidades reales de un mercado en plena transformación tecnológica.
El talento digital, un reto urgente y compartido
Desde el inicio, los ponentes coincidieron en la gravedad de la brecha existente entre las competencias que ofrece el sistema universitario y las que las empresas demandan para abordar sus desafíos digitales. Como destacó Carla Galbarriatu, no se trata de un fenómeno nuevo, pero la velocidad con la que evolucionan las tecnologías, en especial la inteligencia artificial, ha hecho que esta desconexión sea más profunda y más difícil de ignorar.
En España, más del 32 % de las empresas reconoce tener dificultades para contratar especialistas TIC. Este desajuste es especialmente crítico en áreas como la ciberseguridad, donde la demanda duplica la oferta. A esto se suma la creciente competencia internacional: el trabajo remoto ha convertido la captación de talento en un reto global.
El Ministerio de Transformación Digital lidera el Plan Nacional de Competencias Digitales, una inversión estratégica de más de 3.000 millones de euros para reforzar la formación digital en todos los niveles. España ha avanzado con paso firme: ya supera la media europea en competencias digitales básicas y aumenta cada año el número de profesionales TIC. Aun así, sigue siendo urgente formar talento especializado. Para ello, el Gobierno apuesta por iniciativas como las becas de Red.es o programas de reskilling, con un enfoque inclusivo y transversal.
La universidad, clave en la transferencia de conocimiento
Iván Manzanares ofreció una visión distinta de la universidad, no como una institución lejana o rígida, sino como un actor dinámico que lleva años trabajando en red con el tejido empresarial y social. Más allá de la formación reglada, las universidades investigan, generan conocimiento y lo transfieren a través de múltiples canales. La Universidad Autónoma de Madrid, por ejemplo, cuenta con más de 3.000 investigadores activos en esta labor.
Aunque las titulaciones oficiales no siempre logran adaptarse al ritmo de cambio del mercado, las universidades están respondiendo con soluciones ágiles como másteres propios, cursos breves, microcredenciales y formación a medida para empresas. Esta capacidad de adaptación, sumada al rigor investigador, convierte a las universidades en aliadas estratégicas. Manzanares también subrayó el papel del profesorado como fuente real de talento: profesionales con décadas de experiencia que no solo forman, sino que construyen soluciones relevantes para los sectores productivos.
Formación integral: más allá de las habilidades técnicas
Desde su experiencia académica, Gustavo Romanillos reivindicó el valor de una formación que combine solidez conceptual, pensamiento crítico y dominio tecnológico. En su intervención, defendió que la universidad debe ir más allá del simple aprendizaje práctico y preparar a los estudiantes para comprender el porqué de las herramientas, no solo el cómo. Para ilustrarlo, compartió una anécdota y analogía: un dron puede ofrecer una imagen precisa del terreno, pero dibujarlo a mano permite entender su lógica espacial. Esa diferencia —entre operar y comprender— es clave en la educación universitaria.
La Universidad Complutense, como otras muchas, ya está reformulando su oferta formativa con másteres en IA, big data o ciudades inteligentes. Además, promueve la colaboración temprana con empresas a través de prácticas externas y proyectos reales como los convenios del artículo 60, que permiten a estudiantes participar en trabajos para instituciones públicas o compañías privadas. Iniciativas como el diploma en sostenibilidad y digitalización de la Fundación VASS también responden a nuevas demandas: formación de calidad, con enfoque práctico y compatible con la vida laboral.
Empresas que forman, colaboran y aprenden
Federico Caro aportó una perspectiva desde el entorno empresarial, en la que destacó una evolución significativa: las empresas ya no se limitan a buscar talento en la universidad, sino que están construyendo con ella un modelo de formación conjunta. El diploma en IA Generativa impulsado por VASS University y la Universidad CEU San Pablo es un ejemplo claro. Profesores que son a su vez profesionales en activo abordan con el alumnado casos reales, lo que permite que la experiencia formativa se alinee con los desafíos concretos de los sectores productivos.
Caro también señaló otros casos de éxito, como el convenio con la Universidad Carlos III, centrado en inteligencia artificial, movilidad y análisis de datos. Este tipo de colaboraciones demuestra que es posible unir el conocimiento técnico-académico con el conocimiento del dominio empresarial para generar valor compartido. Citando a Satya Nadella, recordó que en toda relación sostenible debe haber equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe.
Además, llamó la atención sobre dos aspectos fundamentales: por un lado, la necesidad de mejorar las condiciones laborales del personal investigador en las universidades, especialmente los doctorandos; y por otro, la urgencia de reforzar la inversión europea en tecnología, ciencia e infraestructura para asegurar una posición competitiva en el escenario internacional.
Conclusión: un ecosistema colaborativo para transformar el talento
El webinar dejó claro que cerrar la brecha del talento digital no es responsabilidad de un solo actor, sino un esfuerzo compartido. Las universidades, las empresas y las instituciones públicas tienen que trabajar juntas, con objetivos comunes y mecanismos de cooperación sostenibles. No se trata solo de formar a los profesionales del mañana, sino de hacerlo con la mirada puesta en los retos del presente.
Visibilizar el papel de la universidad en la generación de conocimiento, facilitar la conexión entre estudiantes y empresas, y garantizar una formación continua, accesible y de calidad, son pasos fundamentales para avanzar. La ciudadanía necesita entender que la ciencia, la educación y la innovación no son conceptos abstractos: ya están moldeando nuestro día a día.
En definitiva, construir un ecosistema digital sólido exige puentes reales entre quienes forman, quienes contratan y quienes diseñan las políticas del futuro. Solo así podremos garantizar que el talento —nuestro recurso más valioso— se desarrolle, se retenga y se traduzca en progreso para todos.